sequía

Baleares en estado de alerta por falta de agua debido a la escasez de lluvias y el mal estado de la red

Reservas de agua
El alcalde de Palma, José Hila, en una reciente visita al embalse del Gorg Blau.

Baleares está en estado de alerta por la falta de agua debido a la escasez de lluvias y el problema ya endémico del mal estado de la red de distribución. No llueve, no hay agua suficiente y se acerca una temporada turística récord. La Conselleria de Medio Ambiente ya anunció el pasado 11 de abril que si proseguía la falta de precipitaciones habrá zonas de las Islas que este verano sufrirán problemas de suministro de agua a pesar de que las reservas son ligeramente superiores a las del pasado año 2022 gracias a los efecto de la borrasca Juliette.

Las reservas están al 60% y no son suficientes para garantizar el suministro durante el próximo verano cuando se esperan más de 16 millones de visitantes y la demanda se dispara.  Cabe recordar que un estudio de la Universidad de Baleares concluyó que los turistas consumen uno de cada cuatro litros del agua de las Islas.

El pasado mes de abril el Govern ya reconocía que la situación era preocupante por la falta de precipitaciones durante el mes de marzo. El conseller de Medio Ambiente, Miquel Mir, máximo responsable de Recursos Hídricos, señalaba entonces que en Pollença y el Parque de la Albufera no se había registrado ni una sola gota de agua durante marzo, algo que no ocurría desde 1947.  Y la realidad es que la situación ha ido a peor. Las lluvias registradas en abril han sido muy escasas.

En Baleares hay varios municipios que cuentan con planes de sequía aprobados. En casos de falta de suministro, las distintas administraciones pueden tomar medidas como el apagado de las fuentes ornamentales y de las duchas de la playa o incluso la disminución de la presión. La mayoría de municipios no cuentan con estos planes y se ven obligados a improvisar medidas de ahorro cuando llega la emergencia en verano.

Las pérdidas en la red

Mientras tanto, las redes de distribución de agua en Baleares siguen perdiendo una cuarta  parte del volumen que reciben debido a su mal estado. Se pierden 33 hectómetros cúbicos al año y esto es el triple del agua que cabe en los embalses de Cúber y el Gorg Blau y es la misma cantidad que producen las desaladoras de las Islas.

Todo ello demuestra el fracaso del Govern del pacto que preside la socialista Francina Armengol. El Govern no ha conseguido el objetivo que marcó en el Plan Hidrológico aprobado en 2015 donde se fiajban unas pérdidas máximas del 20% en el año 2021.

Según un informe del Govern, la población de Baleares consume un total de 130 hectómetros cúbico de agua al año: 100 en Mallorca; 17 en Eivissa; 11  en Menorca y 5 en Formentera. Las redes de distribución pierden algo más del 25% de su caudal, uno de cada cuatro litros por término medio aunque en algunos municipios, como Artà, se pierden en la red uno de cada 6 litros.

Aparte de Artà, los municipios con más fugas de agua en su red de distribución son Binissalem, Esporles, Selva, Sineu, Alaró, Sencelles, Santa Maria, Campos y Campanet, todos con pérdidas por encima del 50%.

Los municipios con mejor red de distribución de agua son Santanyí, Sant Llorenç, Sant Lluís, Mahón, Es Castell, Alaior, Ibiza, Formentera, Alcúdia, Palma, Capdepera, Son Servera, Sóller, Santanyí, Sant Llorenç, Sant Lluís, Mahón, Es Castell, Alaior, Ibiza y Formentera, con un porcentaje de pérdidas inferior al 18%. El municipio de Petra sólo pierde 2%.

El problema es sin duda el estado obsoleto de las redes de distribución y la falta de inversiones en su mantenimiento. En su mayoría, las redes datan de los años 60 y 70 y se encuentran muy deterioradas. Repararlas supone una inversión muy cuantiosa que los ayuntamientos muchas veces no pueden afrontar. Son, además, lo que se denomina inversiones silenciosas que los ciudadanos no ven  y que, en consecuencia, no generan votos.

Las fuga de 33 hectómetros cúbicos de agua por las redes de distribución se suma a la escasa reutilización del agua depurada. El  70% del agua depurada se vierte el mar y sólo el 30% se utiliza para el riego de campos de cultivos, campos de golf, parques y jardines.

El agua depurada se vierte al mar por falta de balsas de riego y redes de distribución. A esto se añade excesiva salinidad de agua que podría utilizarse para la agricultura. Ahora sólo los campos de golf están obligados a utilizar exclusivamente agua procedente de las estaciones depuradoras.

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